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dommon

Ministra de fermento

Magdalena Álvarez, para desgracia de España y sobretodo de Cataluña, ha hecho bueno a su antecesor Álvarez Cascos lo cual no es de desmerecer. Si España dependiera de los ministros de fomento que nos están imponiendo desde la izquierda y la derecha nos habríamos ido todos a hacer puñetas hace tiempo.
Que por su ineficacia se estén gastando millones más para acabar unas obras que llegan tarde se lo perdono; que por su falta de previsión miles de personas tengan cada día que sufrir un infierno en sus desplazamientos se lo perdono; que en mitad de una de las peores crisis de infraestructuras se dedique a operarse las arruguitas trae la edad; lo que no puedo perdonar, Magdalena, porque es imposible, es que encima tenga la poca verguenza de no dimitir y que me diga que mientras el caos en que ha convertido mi ciudad no recupere la normalidad, me va a pagar el billete del transporte. ¿Pagar con qué dinero? ¿Con el de mis impuestos tal vez? Puedo sufrir su mediocridad pero no su generosidad con el dinero que despilfarra porque no es suyo, sino nuestro.

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