La ley de la selva
La naturaleza es implacable. Cualquier individuo del mundo salvaje está en lo mejor de sus capacidades, cualquier forma de vida está en equilibrio precario por la subsistencia: Si decae, si te rompe un hueso o enferma es posible que no lo cuente. La gacela que no corre es comida por el leopardo, el leopardo que no corre no se come la gacela; en definitiva, a todos no les queda otra que correr por su vida.
Y la economía es la cadena de transmisión que nos trae tan dura realidad a nuestras opulentas y civilizadas sociedades con vocación de utopía. No digo que la utopía sea imposible, pero hay que saber dónde estamos y de donde venimos.
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